Cómo motivarte para ir al gimnasio
Inscribirte en un gimnasio es fácil. A veces demasiado fácil. Los promotores de los gimnasios te ofrecen visiones de ti mismo, mucho más esbelto, pero sin todo el trabajo duro que necesitas para lograrlo. A menudo, después de firmar en la línea punteada y comprometerte con un contrato por una cantidad fija de tiempo, comprendes súbitamente que has hecho un compromiso real y que incluso si no asistes, estás obligado a pagarlo. En lugar de lamentarte y gesticular cada vez que veas tu tarjeta de membresía del gimnasio, asume tu compromiso y mantén la motivación para asistir regularmente y lograr lo que originalmente habías soñado.
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Pasos
1
Ponte tu ropa deportiva. La perspectiva de ir al gimnasio y esforzarte más allá de tus límites puede ser intimidante, por lo que conviene dividirlo en pasos más pequeños. Toma el compromiso de ponerte tu ropa deportiva e ir al gimnasio, y si no tienes ganas de hacer ejercicio, no lo hagas. Piensa que puedes irte a tu casa tan pronto como llegues. Pero una vez que estés allí, no será muy difícil convencerte a ti mismo de hacer 15 minutos de ejercicio. Sólo 15 minutos. Una vez que hayas cumplido con esos 15 minutos, comprométete a hacer otros 10. Sigue esforzándote, gradualmente.
2
Crea un nuevo hábito con recompensas. Las personas que eligen metas simples y establecen un sistema de recompensas, son más propensas a hacer ejercicio con regularidad. Un buen incentivo para ir al gimnasio podría ser poner las llaves debajo de la ropa de gimnasia, de modo que no puedas salir de tu casa sin moverla, y es de esperar que la lleves contigo. Una buena recompensa sería disfrutar de un café con leche o algo similar, después de ir al gimnasio. Eventualmente, tu cerebro va a anticipar la recompensa y anhelarás el proceso (ir al gimnasio) que te conduce a ella. La recompensa no debe ser tan poco saludable que anule tus esfuerzos de ir al gimnasio.
3
Haz una revisión de tu realidad financiera. Considera el costo que tiene no ir al gimnasio. Cada mes que no asistes, significa que malgastas tu dinero y no obtienes nada a cambio. Y cualquier equipo, entrenamiento privado o ropa que ya hayas pagado, representa más gasto y ningún beneficio. Suma los gastos en los que ya puedes haber incurrido:
4
Pruébate ropa. Si el dinero que ya has gastado no te motiva, tal vez te motivará tratar de introducirte en unos vaqueros y no lograrlo. Saca todas esas prendas hermosas que deseas usar, además de las que usas, pero que te quedan terriblemente apretadas, y utiliza esto como motivación para volver al gimnasio. Tómate algunas fotos tratando de usar esa ropa ajustada y pégalas como recordatorios visuales de lo que debe suceder.
5
Cómprate un buen equipo de gimnasia para estimularte. Si aún no lo has hecho, ve a una tienda de ropa deportiva de estilo moderno y divertido. Compra algunas piezas clave en colores brillantes o estilos interesantes, que te hagan sentir bien cuando las usas. Dado que el gimnasio es el único lugar donde usarás estas prendas, tendrás una nueva razón para ir.
6
Sé realista acerca de la frecuencia con la que puedes asistir al gimnasio. Si comenzaste con la idea de ir todos los días laborables a las 5 am, pero te das cuenta de que es realmente difícil mantenerlo mientras haces malabares con los niños, los horarios de trabajo y tus hábitos nocturnos, entonces es el momento para actualizar tus expectativas sin renunciar a todo. También debes considerar dónde se encuentra el gimnasio, ya que es más fácil asistir cuando el gimnasio se encuentra cerca de tu casa o de tu lugar de trabajo. Si no es así, trata de trasladar tu membresía a un gimnasio más cercano, si es parte de una franquicia.
7
Sigue el ejemplo de aquellos que entrenan para los Juegos Olímpicos. La mayoría de los deportistas mantiene objetivos claros y realizables, que alcanzan en el corto plazo, en lugar de establecer metas a largo plazo y sin etapas intermedias. Trata de fijarte un objetivo mínimo y luego subir la barra cuando lo hayas cumplido con éxito. Reduce el tiempo de gimnasio con el fin de aumentarlo. Tal vez cinco días a la semana sea demasiado ambicioso. ¿Qué te parece acortarlo a una vez a la semana y ver cómo te las arreglas con eso? Por lo menos estarás asistiendo y cuando te hayas acostumbrado a esa frecuencia, puedes pensar en aumentarla un poco.
8
Invita a un amigo. Pregúntale a un amigo si quiere acompañarte y ayudarte a mantener la motivación. Ir al gimnasio con un amigo es a menudo una salida divertida y ofrece el doble de la motivación para asistir y seguir ejercitando. Podrían tomar un café y charlar después del entrenamiento, para aumentar el placer de la salida.
9
Cambia tu rutina de ejercicio. Tal vez ya vas al gimnasio regularmente, pero se ha convertido en una rutina aburrida. Probar algo nuevo en el gimnasio y cambiar el equipo habitual, podría resucitar tu motivación para seguir adelante. Un cuerpo acostumbrado a un nivel de ejercicio o a una rutina, necesita retos nuevos y también la mente los necesita. Sorprende a tu cuerpo y continuarás mejorando tu condición física y obtendrás más diversión.
10
Deja de culpar al gimnasio y a sus "tácticas de venta". A veces es más fácil dejar que el resentimiento te impida cumplir con el compromiso que hiciste contigo mismo, lo cual es una tontería, pero a veces sucede. No importa si piensas que el gimnasio exageró sus virtudes, tal vez lo hizo, tal vez no, pero en el fondo querías ponerte en forma y esto parecía una buena manera de hacerlo. Al colocar la culpa en el gimnasio, estás ignorando tu responsabilidad de cuidar tu propio cuerpo. El gimnasio es un negocio y realmente no le importa si vas o no. Por otra parte, sólo tú debes preocuparte por tu superación personal.
11
Recurre a la visualización. Utiliza las imágenes mentales para motivarse. En el ojo de tu mente, visualízate a ti mismo entrenando en el gimnasio y disfrutando de ello. Imagínate logrando ciertos desafíos que te gustaría superar en el gimnasio. Por último, cierra los ojos y visualiza la figura que deseas esculpir con todos tus esfuerzos en el gimnasio, usando un atuendo que tienes muchos deseos de usar.
12
Escucha música. Hacer gimnasia es una ocasión para usar tu reproductor MP3 o tu iPod y escuchar tus canciones favoritas, incluso aquellas nuevas que te gustaría escuchar más. La música es un motivador fantástico y es aún más agradable cuando te puedes mover, siguiendo el ritmo. Muchos atletas entrenan con su música favorita, ya que tiene un efecto positivo sobre el sistema límbico del cerebro, provocando que las emociones respondan favorablemente al ejercicio. Y si no estás muy interesado en la música, prueba con sonidos de la naturaleza o música instrumental sencilla.
13
Trabaja en tu salud en general, más allá del gimnasio. Es desalentador esforzarte en el gimnasio sin ver resultados. Puede ser que tu dieta esté fallando o que no estés durmiendo lo suficiente. La buena salud y el estado físico son el resultado de prestar atención a todas las necesidades físicas y mentales. Por ello es importante que no descuides ninguno de los otros aspectos.
Consejos
- No dejes que la balanza afecte tu estado de ánimo. Si estás levantando pesas, ten en cuenta que el músculo pesa más que la grasa. Toma la ropa como referencia. ¿Los pantalones te quedan más holgados o has reducido un talle? Y lo más importante, ¿cómo están tus niveles de energía? El aumento de energía es siempre una buena señal.
- No te apegues a un solo ejercicio. Trata de mezclarlos un poco. Si todas las escaladoras están siendo utilizadas, intenta volver a visitar la cinta caminadora y dedica un tiempo a la bicicleta fija. Mantener a tu cuerpo cambiando de ejercicio AUMENTA, lo creas o no, la cantidad de calorías y grasa que quemas en una rutina regular de ejercicio. También ayuda a estimular a tu mente, sacándola del aburrimiento de estar constantemente en la misma máquina.
- Los gimnasios proporcionan grandes oportunidades sociales. Utiliza el tiempo en el gimnasio como una forma de conocer gente nueva, especialmente si estás tomando una clase.
- Sigue siempre las reglas del gimnasio al que asistas, limpiando equipo y siendo cortés con los demás.
Advertencias
- No asistas al gimnasio si tienes fiebre, estás vomitando o tienes diarrea. Es una ausencia justificada por una muy buena razón: conservarte saludable a ti y a los demás.
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