Cómo hacer una barbacoa

La barbacoa puede transformar las carnes y verduras más modestas y hacerlas pasar de lo ordinario a lo exquisito. Esa deliciosa combinación de humo y calor sobre una parrilla de carbón hace que muchos expertos en barbacoas dedicados a su arte estén en una constante búsqueda de mejores maneras de cocinar sus ingredientes. Obtener una buena barbacoa es el resultado (en partes iguales) de la ciencia y el arte. Lee el paso 1 para observar en detalle diversas técnicas interesantes que te ayudarán a perfeccionar tus barbacoas en muy poco tiempo.

Pasos

Parte 1
Consejos esenciales para todos los que hacen barbacoas

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Mantén tu parrilla limpia y dale un buen mantenimiento. Acostúmbrate a limpiar ligeramente tu parrilla antes de usarla y luego límpiala a profundidad una o dos veces al año. La grasa y los aceites pueden acumularse por encima y por debajo de las rejillas, poniéndose rancios bajo un clima cálido y alterando los sabores de tus alimentos. Usa una espátula y un cepillo metálico de cerdas para limpiar la comida y los restos acumulados por encima y por debajo de las rejillas o varillas. Usa una rasqueta para los paneles sólidos de la parrilla.
  • Cuando realices la limpieza a profundidad, usa un limpiador enzimático especialmente diseñado para parrillas. Estos limpiadores eliminarán de manera efectiva cualquier acumulación de hollín, ceniza y partículas sin dejar rastros de jabón que puedas sentir a la hora de darle un mordisco a tu primera chuleta de cerdo.
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    Acostúmbrate a trabajar con parrillas de carbón. Las parrillas de gas son convenientes, baratas y fáciles de limpiar, y no tienen nada de malo. Pero si quieres convertirte en un experto y hacer barbacoas de verdad, resígnate a usar una parrilla de verdad, es decir una parrilla de carbón. Estas parrillas al menos tienen cuatro ventajas distintas sobre las parrillas a gas:
  • Calientan mucho más. Las parrillas más calientes significan una cocción más rápida cuando estás listo para colocar los alimentos en la parrilla.
  • Hacen arder la madera, lo que le da mas sabor a la comida. Un estudio reciente descubrió que hacer arder el carbón liberaba un compuesto llamado guayacol, el cual tiene un aroma ahumado y similar al tocino.
  • Permiten ahumar los alimentos de forma continua, lo que les imparte aún más sabor.
  • Ofrecen esa emoción singular de hacer arder la madera.
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    Trata de cocinar cortes de carne más gruesos. Suponiendo que no vas cocinar piezas muy grandes de carne sino más bien como chuletones y chuletas de cerdo, ten en cuenta que mientras más gruesos sean los cortes, mejor. ¿Por qué? Porque los cortes más gruesos te brindan la combinación más perfecta de barbacoa: carne crujiente y dorada al exterior, tierna y jugosa al interior. Por ejemplo, un bistec grueso tiene tiempo de desarrollar una fina corteza de color marrón a fuego lento, mientras que el interior del bistec se cocina. En cambio, cuando un bistec delgado desarrolla una corteza apetitosa, el interior ya se ha cocinado completamente. Una regla general simple: compra bistecs entre 2,5 cm y 5 cm (1 y 2 pulgadas) de espesor.
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    Luego, quédate con los condimentos simples. La sal y la pimienta son los dos condimentos que vas a conocer mejor en tu camino a convertirte en un mejor parrillero. Estas son dos ingredientes indispensables para la mayoría de cortes de carne. Todo lo demás es secundario. A veces, una costilla ahumada y sazonada con una mezcla de especias simple es justo lo que necesitas. Si compraste un buen corte de carne, ponerle un montón de condimentos y sabores solo distraerá la atención.
  • Echa sal a la carne aproximadamente 40 minutos antes de ponerla a la parrilla. La sal extrae la humedad de la carne. Esto sucede casi de manera instantánea. Si le echa sal justo antes de cocinarla, la sal sacará la humedad de la carne mientras esta se cocina, lo cual no es una receta para una carne suculenta. En cambio, si le echas sal con suficiente tiempo de anticipación, la humedad cargada de sal vuelve a entrar a la carne a través de un proceso llamado ósmosis. En consecuencia, obtienes una carne suculenta y debidamente condimentada. ¡Todo un éxito!
  • Considera añadir un poco de pimienta al término de la cocción ya que esta puede quemarse fácilmente y alterar el sabor. Para evitarlo, échale pimienta a la carne mientras permanece en reposo, justo antes de servirla.
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    Utiliza un sistema de cocción de 2 niveles, para una cocción lenta a fuego bajo. La clave para obtener un delicioso sabor ahumado cuando haces una barbacoa es cocinar los alimentos lentamente a un fuego bajo indirecto hasta que estén casi listos- luego, termina la cocción soasándolos a fuego directo. Para ello, debes mantener tus carbones o briquetas a un lado de tu parrilla (lado de calor directo) y mantener el otro lado (lado de calor indirecto) libre de carbones.
  • Cuando la tapa de la parrilla está cerrada, la cocción a fuego indirecto produce un calor por convección y por radiación. La corteza de la carne capta el calor por convección proveniente de todos los lados de la parrilla cubierta, la convierte en calor por conducción y la envía de manera uniforme hacia el centro de la carne, haciendo que se cocine suavemente.
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    Invierte en un juego de pinzas de asador de buena calidad, pero no te preocupes si necesitas trozar la carne para poder darle vuelta. Un par de pinzas son más fáciles de usar y menos invasivas cuando se trata de voltear tus cortes de carne. Pero un mito predominante sobre las barbacoas es que no debes pinchar tu carne con un tenedor para darle vuelta ya que esto acelerará la pérdida de humedad. De hecho, la pérdida de humedad es realmente mínima cuando vas al grano. Esto se debe a que la carne es como una colección de miles de globos con agua diminutos (cada uno lleno de jugos) y pinchar la carne con un tenedor para darle vuelta es como romper unos cuantos de esos globos con agua. En resumen: compra unas pinzas si es posible, pero no te preocupes si tienes que usar un tenedor.
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    Utiliza siempre un termómetro para verificar la cocción. Usar un termómetro es la forma más segura de verificar si una pieza de carne ya está lista. Es fácil, simple y confiable. Obviamente, puedes hincar la carne con tus dedos o (lo que es peor) adivinar si está lista, pero nada te dará mayor seguridad que un termómetro digital confiable. A continuación se indica una guía que puedes usar como referencia para saber la temperatura adecuada de la cocción:
  • 48,8 °C (120 °F) = jugoso
  • 54,4 °C (130 °F) = rojo en el centro
  • 60 °C (140 °F) = en su punto
  • 65,5 °C (150 °F) = bien cocido
  • 71,1 °C (160 °F) = muy cocido
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    Deja que la carne repose durante 5 a 10 minutos al término de la cocción. El calor hace que los músculos de la carne se contraigan, enviando los jugos al centro de la carne, en donde no hay tanto calor. Si cortas la carne justo después de haberla sacado de la parrilla, todos esos jugos simplemente se esparcirán. Sin embargo, si dejas que la carne "repose", los músculos volverán a relajarse, permitiendo que toda la pieza de carne reabsorba los jugos. Por lo tanto, deja que la carne repose si la prefieres jugosa.
  • Parte 2
    Dominar técnicas avanzadas

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    Domina el arte de la cocción por retención de calor. Solo por el hecho de sacar un bistec de la parrilla no significa que dejará de cocinarse de inmediato. De hecho, la carne puede seguir cocinándose hasta 15 minutos después de haberla retirado del fuego, ganando hasta -7 °C (20 °F) de temperatura interna. Planificar adecuadamente con anticipación y sacar la carne de la parrilla con tiempo suficiente como para que no cocine demasiado, pero no tan pronto como para que esté cruda, requiere de práctica y experimentación.
    • El grosor del corte y la temperatura a la que se cocina la carne afecta la cantidad de calor retenido con el que vas a trabajar después de sacar la carne de la parrilla. Las temperaturas más calientes aumentan el efecto del calor retenido. Y los cortes de carne más gruesos conservan más calor que los delgados, así que planifica teniendo en cuenta estos datos.


  • Imagen titulada Barbecue Step 10
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    Usa un recipiente con agua para ayudar a regular la temperatura de la parrilla. Un recipiente con agua (no confundir con una bandeja recogegotas) ayuda a mejorar tu técnica de barbacoa. El agua del recipiente absorberá el calor y nunca sobrepasará los 100 °C (212 °F)- esto ayudará a equilibrar la temperatura alrededor de 104 °C (225 °F), temperatura mágica a la que se cocina la carne pero que no provoca la contracción de los tendones y músculos, extrayendo los jugos y haciendo que la carne se ponga más dura.
  • Coloca el recipiente con agua directamente sobre la carne o debajo del fuego. Si lo colocas adecuadamente, el recipiente con agua impide que el calor directo cocine demasiado la carne, convirtiéndose en una fuente de calor por radiación en si misma.
  • Aunque puedes usar cerveza, vino, sidra, etc. para llenar el recipiente, el líquido más adecuado para usar es el agua. Las moléculas aromáticas que se evaporan del líquido y golpean la superficie de la carne son tan escasas que lo mejor es no desperdiciar tu alcohol valioso y en vez de eso, beberlo.
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    Espera hasta el último momento de la cocción para usar salsas a base de azúcar sobre tu carne. Las salsas a base de azúcar arden muy fácilmente. Es por eso que regar la carne con su propio jugo desde el inicio es complicado, a menos que estés trabajando a fuego bajo e indirecto, o ahumando la carne. En vez de hacerlo desde el inicio, aplica salsas a base de azúcar en el último momento. Es probable que no puedas percibir la diferencia, pero tu presentación mejorará rápidamente.
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    Aprende cómo ahumar o usa un ahumador. Ahumar la carne es una tradición antigua que ha dado lugar a la cocción al vapor moderna. Las carnes ahumadas y a la parrilla van muy bien juntas (como los trajes de lunares y las trenzas o como Bonnie y Clyde).
  • No te molestes en poner a remojar las astillas de madera en líquido antes de que las coloques sobre los carbones. La madera no absorbe el agua tan fácilmente, es por eso que la madera se utiliza para construir botes. Si colocas un poco de astillas húmedas en el fuego, es muy probable que enfríe la temperatura de tus carbones, además de producir vapor (y no humo).
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    Aprende cómo cocer verduras y frutas a la parrilla en vez de solo carnes. Unas verduras a la parrilla para acompañar tu churrasco jugoso y unas frutas a la parrilla para el postre, ¿qué más se puede pedir? Sacar la parrilla es la ocasión perfecta para incluir verduras y frutas como acompañamiento de tu plato principal.
  • Parte 3
    Aprender buenas recetas

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    Prepara un filete miñón. El rey de los bistecs, aunque delicado, queda increíblemente bien a la parrilla. Asegúrate de conseguir cortes gruesos y de cocinarlos principalmente a fuego indirecto hasta el último momento, cuando vas a soasar los cortes. Sácalos de la parrilla a una temperatura de 51 °C (125 °F).
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    Haz pez espada a la parrilla. El pez espada es una carne sustanciosa fácil de asar a la parrilla debido a que resiste bien y no se descascara como la mayoría de pescados delicados. Cocina de fuego medio a alto por un corto periodo de tiempo de un lado y por menos tiempo del otro lado, teniendo cuidado de que no cocine demasiado.
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    Prepara alitas de pollo a la parrilla. Las alitas de pollo, una comida para picar muy popular de un partido de fútbol dominguero, son fáciles de cocinar porque no tienen el espesor de las pechugas de pollo.
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    Prepara unas sabrosas y suculentas costillas a la barbacoa. El secreto para obtener las mejores costillas es aplicar una mezcla de especias simple, un buen estropajo para barbacoas y una temperatura de cocción uniforme de cerca de 107 °C (225 °F) durante 5 a 6 horas.
  • Advertencias

    • Invierte en un extintor que debes mantener al lado de la parrilla. Esto garantizará tu seguridad en caso de cualquier llamarada imprevista durante la cocción. Si este es el caso, no intentes retirar la carne de la parrilla. Apaga el fuego por completo.

    Cosas que necesitarás

    • Una parrilla
    • La carne de tu preferencia
    • Pinzas de asador de metal
    • Una espátula de metal para barbacoa
    • Aceite de cocina para las rejillas
    • Un extintor
    • Salsa para marinar la carne
    • Salsa de barbacoa o una mezcla de especias molidas
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