Cómo ayudar a padres que hayan perdido a un hijo

Suele decirse que no hay pérdida más grande que la de un hijo. Es lo que todo padre teme y –si sucede- puede ser lo suficientemente intenso como para perder la razón. Sin embargo, lo que todo familiar y amigo que necesite ayudar a un padre dolido debe saber es que su ayuda puede ser útil algún día. Puede que no ayude enseguida, pero algún día lo hará. Tienes que juzgar el momento y la necesidad según las características de los implicados, y cómo se dieron los eventos.

Lo que más quiere un padre que ha perdido a un hijo, es tenerlo de vuelta. Por desgracia, nadie puede conceder ese deseo. Pero tú “puedes” ayudar. Saber qué es adecuado decir o hacer es importante para ayudar. Mientras mucho dependerá de tu sensibilidad, este artículo te ayudará al menos para empezar.

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Habrá comienzos en falso, y retrocesos. Prepárate para las subidas y los bajones emocionales. Tu amor y compasión es lo que necesitan.

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 Comienza por ir al funeral y cualquier servicio relacionado. No importa qué tengas que cancelar para estar allí. Hacer el esfuerzo de ir significa mucho para los padres, y demuestra cuánto te preocupas por su hijo fallecido, y que estás entre aquellos que ayudarán a la familia con su pérdida.

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Sé práctico. Los padres en luto necesitan espacio para hacer el duelo. Puedes ayudar llevándoles comida, ofreciéndote a cuidar su jardín, limpiar la casa, o hacer trámites. Haz las cosas mundanas de todos los días que a ellos les parecerán sin sentido. Mantén contacto, sólo llamarlos o visitarlos puede ser una fuente de apoyo.

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Siéntete cómodo con las demostraciones físicas. Da muchos abrazos. Ofréceles tu hombro para llorar, literalmente.

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Investiga sobre el proceso del duelo. Lee sobre lo que sienten los padres cuando pierden un hijo. Entra a los foros y habla con otras personas sobre sus sentimientos y las cosas que los ayudaron en las etapas iniciales de su duelo.

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Espera que el dolor aumente. Este dolor es de por vida, incluso si un día se ven mejor, no es algo de lo que uno “se recupera”. Acepta que no hay un período para el dolor. Por ahora, seguirá creciendo y te necesitarán en gran medida si el dolor sobrepasa a tu amigo. Sé un hombro en el que llorar, alguien con oídos, que no juzgue, y que esté siempre allí, sin importar nada. Acepta que los padres que han perdido a su hijo nunca se recuperarán, pero con tiempo, mucho tiempo, lo sobrellevarán.

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No intentes solucionar las cosas, y no intentes dar indicaciones o consejos. Salvo que seas un profesional entrenado para manejar el dolor, déjalo a los profesionales. Tu rol es el de alguien que se interesa, escucha, y respeta el dolor. Si quieres dar consejos religiosos o basados en la experiencia personal, ten absoluta certeza de que serán bien recibidos.

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Nunca compares la muerte de un hijo con otra que hayas experimentado con un familiar que no era un hijo. La pérdida de un hijo conlleva connotaciones muy diferentes a las de la pérdida de un padre, hermano o amigo. Los padres muchas veces dirán que deberían haber sido ellos en vez de su hijo, y éste es un sentimiento que los acechará por muchos años. El dolor luego de la pérdida de un hijo es diferente al de la pérdida de una persona que conoces y amas- acéptalo y tenlo en cuenta cuando sea necesario.

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No tengas miedo de hablar acerca del niño. Todo padre desea saber que su hijo no será olvidado. Y escúchalos cuando hablen de su hijo.Niño o adulto, habrá muchos recuerdos que querrán contar, como un modo de traer de vuelta al hijo a la existencia temporal.

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No desaparezcas. Puede ser la última decepción para los padres de luto, perder a alguien que alguna vez fue un buen amigo. La preocupación que sientes por no saber qué decir o hacer no se compara con el dolor, la tristeza y la soledad que sienten los padres que han perdido un hijo. Es mejor ir de frente y pedir disculpas que desaparecer y dejar de ser una fuente de ayuda.

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Dales espacio. Además de hacerles saber que estás para ayudarlos, acepta también que los padres de duelo pueden querer mantenerse apartados. Estáte atento a las señales de aflicción por tenerte cerca, y retírate con delicadeza, haciéndoles saber que igualmente estarás allí cuando sea que te necesiten, sólo con una llamada.