Cómo administrar naloxona

Ver a alguien que te importa luchar contra la adicción puede ser devastador, pero saber cómo administrar naloxona puede salvarle la vida y puede ayudarle a sentirse con un mayor control. El uso indebido de drogas opiáceas (narcóticas) legales o ilegales puede conducir fácilmente a tomar una cantidad excesiva, lo que provoca una sobredosis que hace que la víctima deje de respirar. Sin embargo, la naloxona (también conocida como clorhidrato de naloxona) por lo general puede revertir la sobredosis de opiáceos. Ahora que el público en general tiene acceso a las formas de naloxona de fácil aplicación, la lucha contra la adicción puede ser más fácil. Cuando trates de ayudar, es importante vigilar de cerca a la víctima, llamar a los servicios de emergencia, dar RCP si es necesario y administrar la naloxona de manera efectiva, ya sea en aerosol nasal o una inyección.

Pasos

2

Llama a los números de emergencia. ¡Llama a los números de emergencia de tu país de inmediato! Es importante asegurarte de que haya ayuda en camino antes de hacer algo.

3

Revisas las vías respiratorias de la persona y dale respiración boca a boca. Revisa la boca y la garganta de la persona para asegurarte de que no haya nada que bloquee sus vías respiratorias. Coloca una mano sobre la barbilla de la persona, inclina levemente su cabeza y pelliza su nariz para cerrarla. Luego, cubre su boca con tu boca, inhala y exhala el aliento en su boca. Debes ver cómo se eleva el pecho de la persona al darle respiración boca a boca y cómo desciende cuando retiras tu boca de la suya.

4

Retira las tapas amarillas de la jeringa. Prepara la jeringa nasal inmediatamente después de administrar varias respiraciones boca a boca (en caso de que sea necesario). Abre haciendo palanca o saca las tapas amarillas de la jeringa. Por lo general hay dos: una en cada extremo.

5

Saca la tapa roja de la naloxona. El tubo de la naloxona, que es el nombre genérico del medicamento, puede tener una tapa roja. Sácala y bótala.

6

Junta las tres piezas. Sujeta las alas de plástico transparente del atomizador nasal (el aplicador con forma de cono) e insértalo en la jeringa. Con cuidado, coloca el contenedor de naloxona en el cilindro de la jeringa.

7

Administra la mitad de la naloxona en cada fosa nasal. Coloca a la víctima sobre su espalda e inclina su cabeza hacia atrás. Coloca el aplicador de cono blanco en una de las fosas nasales de la víctima. Dale un empujón breve pero fuerte al extremo de la cápsula para rociar la naloxona. Aplica la mitad del contenedor (1 centímetro cúbico).

2

Retira el protector de seguridad. Cuando estés listo para aplicar la inyección, retira el protector de seguridad rojo. Es posible que tengas que jalar un poco el protector de seguridad para sacarlo. No toques el área negra que dice EZVIO después de haber sacado el protector rojo. Aquí es donde está la aguja.

3

Coloca el extremo negro del dispositivo contra el muslo externo de la persona y aplica la inyección. Coloca el área negra del dispositivo en el medio del muslo externo de la persona para que esté justo por encima del músculo. Para inyectar el medicamento, sostén el dispositivo firmemente contra el muslo de la persona durante 5 segundos. No tienes que quitarle la ropa para hacerlo.

4

Llama a los números de emergencia. Asegúrate de llamar a los números de emergencia de tu país inmediatamente después de administrar la inyección o solicita ayuda mientras alguien está aplicando la inyección.

2

Proporciona cuidados generales hasta que llegue la ayuda. Cuando encuentres a un ser querido inconsciente, grítale y frota tus nudillos en el centro de su esternón para tratar de despertarlo. Si se despierta, no es necesario aplicarle naloxona. De lo contrario, llama a los números de emergencia de inmediato e infórmales que alguien podría estar sufriendo una sobredosis. Antes de darle naloxona, evalúa si la víctima necesita RCP (¡esto podría salvar su vida!). Sigue estas pautas:

3

Asegúrate de que la víctima llegue al hospital. Los servicios de emergencia deben llevar a la víctima de inmediato a cuidados intensivos para monitorearla. Si no puedes llamar a los números de emergencia, lleva a la persona al hospital lo más rápido que puedas una vez que empiece a respirar por su cuenta. Necesitará atención médica incluso si la naloxona revierte la sobredosis.

4

Persuade a la víctima a no consumir medicamentos ese mismo día. La naloxona puede causar síntomas de abstinencia, lo que hace que la víctima quiera usar el medicamento nuevamente. Hacerlo puede causar otra sobredosis. Estos antojos pueden ser difíciles de tratar para ambos. Trata de apoyar emocionalmente a la víctima y persuádela a no usar drogas nuevamente ese día.

5

Guarda la naloxona apropiadamente. Guarda la naloxona al cerrarla herméticamente en su contenedor original y fuera del alcance de los niños. Guárdala a temperatura ambiente en un lugar oscuro y evita guardarla en cualquier lugar que pueda calentarse o esté húmedo, como el baño. Nunca congeles el medicamento. Bota la naloxona y compra una nueva si el protector de seguridad rojo no está en su lugar, si ha expirado o si se ve turbia o puedes ver partículas flotando.

2

Consigue la naloxona de un médico. Si tú o un ser querido sufre de adicción a los opiáceos, habla con un médico para que te prescriba naloxona y la puedas tenerla a la mano. Es posible que puedas conseguir naloxona líquida que se puede inyectar en una vena, un músculo o debajo de la piel, o en forma de aerosol nasal. Si vives en Estados Unidos, necesitarás una receta para conseguir naloxona en algunos estados, pero no en otros.

3

Haz una revisión rápida para detectar signos de sobredosis de opiáceos. Es posible que no siempre sepas qué medicamento ha sido la causa de la sobredosis o si la víctima a usado alguna droga. No pierdas el tiempo, pero haz una revisión rápida para ver si hay señales de que la víctima puede haber tenido una sobredosis de opiáceos. Examina rápidamente a la persona en busca de botellas de medicamentos recetados, un parche de morfina o fentanilo en su cuerpo (¡quítaselo!), o accesorios visibles de drogas, como jeringas, cucharas y torniquetes.